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imponen una competencia mucho
más intensa, que supone un enorme
desafío para las personas.
Por otro lado, las empresas replican
este modelo y revisan sus estrategias,
su
tamaño, su organización
interna y, como consecuencia, sus
competencias. De estemodo, tenemos
puestos de trabajo volátiles, de
contornos difuminados, que requieren
elevados niveles de cualifcación y
de fexibilidad en las habilidades de
sus ocupantes. La relación temporal
y espacial con la empresa es cada
vez más impredecible. Los modelos
de teletrabajo y las políticas de
conciliación son respuestas a estas
circunstancias.
Además, las compañías tienen que
enfrentarse a un perfl motivacional de
los empleados cada vez más difícil de
gestionar. La vinculación de por vida a
las empresas es ya casi una quimera,
pero no sólo porque las empresas
no pueden garantizar el empleo, sino
también porque los empleados no
están dispuestos a atarse durante todo
su desarrollo profesional a una única
empresa. En esta sofsticada relación
de intercambio, la empleabilidad es
el concepto en el que se produce el
punto de encuentro que facilita un
intercambio fructífero para todas las
partes. Por lo tanto,
hay una cierta
evolución en el perfl motivacional
del formando.
En
su estado ideal
debería estar más motivado que
nunca a su desarrollo profesional,
que también depende mucho -ahora
especialmente- de él mismo.
También hay que atender al desarrollo
de la tecnología, tan vertiginoso que
a veces hace difícil la adaptación de
las personas a las funcionalidades
que ésta ofrece. El incremento en la
capacidad de los equipos individuales
y de los servidores, así como de las
posibilidades de conexión, provocan,
en defnitiva, que
las acciones
formativas
on
y
offine
se distingan
de las presenciales por aportar
un mayor valor al formador y
al formando
. Por ejemplo, en la
cantidad, calidad y perdurabilidad de
los contenidos, las posibilidades de
control de la evolución del proceso
formativo, o la prolongación en el
tiempo de la disponibilidad de esas
acciones para los alumnos.
Sólo falta en este esquema el papel
de las redes sociales. De nuevo surge
aquí una aplicabilidad directa a la
formación de un fenómeno social cuya
trascendencia sólo estamos atisbando,
por su capacidad para cambiar las
referencias de nuestras relaciones
colectivas. Empresas y particulares
no pueden ser ajenas a
la infuencia
que el mundo de las redes sociales
están ejerciendo sobre ellos
. Si
bien el aspecto más visible -incluso
llamativo desde el punto de vista de los
Recursos Humanos- es el uso de estas
aplicaciones para el reclutamiento de
personas, es evidente que la relación
del empleado con el empleador va a
parecerse cada vez más a la del cliente
con el proveedor y que las relaciones
de identifcación o desencuentro entre
ambos van a verse amplifcadas por el
uso de estas herramientas virtuales.
Pero, como las relaciones en las
redes sociales no son unidireccionales
ni aisladas, además de ese efecto
altavoz se genera una ampliación del
ámbito de dichas relaciones. Tenemos
la posibilidad no sólo de comunicarnos,
sino también de relacionarnos con
personas de culturas y territorios
Hace unos
años, la
elección
de
modelos
formativos
eLearning
respondía a
la pura
reducción de
costes